Localización:
Zaragoza (España).
Medio de
transporte: a pie.
Duración: 4
horas.
Rango de
edad: todas las edades.
Dificultad:
1/5
Costo: 3/5
Hemos elegido
para este primer capítulo de la sección “No solo de pan”, una propuesta a la
que le tenemos especial cariño: la Zaragoza romana. Como se convertirá en habitual os proponemos una visita que
combina algunos de los espacios más interesantes del patrimonio de la ciudad,
junto con algunas propuestas culinarias porque como bien sabéis, no solo de pan
vive el hombre.
Nuestra propuesta
comienza con un desayuno en la cafetería Ibiza. Localizada en la confluencia de
la calle Conde de Aranda con la avenida de Cesar Augusto, ocupa los bajos de
las históricas Escuelas Pías, donde generaciones de zaragozanos se han formado
durante su infancia incluyendo al propio Goya. El Ibiza es una de las
cafeterías más antiguas de Zaragoza, y guarda en su interior algunas
fotografías anteriores a la reforma urbanística que demolió la manzana de
viviendas de las calles Escuelas Pías y Cerdán. Mientras sentado en la terraza disfrutas
de las espléndidas torrijas que diariamente cocina la dueña del local,
comienzas a tomar conciencia
de la
huella que la
Caesaraugusta romana ha
dejado en la Zaragoza actual. La redondeada siluetea de la confluencia del Coso
con Cesar Augusto, es la cicatriz que el recinto amurallado romano dejó en el
trazado urbanístico. De hecho muchos de los edificios que estás viendo aún hoy
apoyan sus cimientos en la muralla romana. Probablemente el que más te llame la
atención sea el de Audiencia, antigua casa solariega de los Condes de Morata
(también conocido como palacio de los Luna).
Sigue tu paseo
por la avenida Cesar Augusto en dirección al Mercado Central, recorriendo el
exterior de los límites murarios de la antigua ciudad romana. Nuestro consejo
particular es que en vez de rodear el edificio del mercado, lo atravieses y así
descubras uno de las plazas más grandes y competitivas de la Península Ibérica.
Además hay que recordar que el espacio que hoy ocupa el Mercado Central, se ha
empleado de forma continuada como mercado desde al menos el siglo XII. Tanto al
entrar como al salir fíjate como los arquitectos modernistas también hicieron
su interpretación particular de la arquitectura romana, transformando los
capiteles corintios por cestos llenos de fruta y las acróteras con esfinges por
panales de abejas y cabezas de carnero.
Al salir del
Mercado Central te encontrarás con uno de los personajes principales de nuestro
recorrido: la estatua del emperador Augusto. Antes de acercarte a la estatua
mira a la derecha y ante ti se abrirá la calle Manifestación y sus
prolongaciones en la calle Espoz y Mina, y calle Mayor. Probablemente te
resulte extraño que una ciudad tan antigua tenga un trazado urbano tan ordenado.
Este es el monumento invisible que los romanos dejaron a los zaragozanos: el
urbanismo ortogonal. Cuando el emperador Augusto fundó la ciudad que hoy visitas,
esta calle se llamaba Decumanus Máximus
y unía dos de las puertas de la ciudad: la puerta este y en la que te
encuentras, la oeste.
Detente unos
momentos ante la estatua del emperador: aparece con vestimenta militar, con una
gran coraza labrada, un manto y un bastón de mando en su mano izquierda. Sin
embargo no lleva calzado, para que todo el mundo lo identifique como una
persona divina. Seguro que ya se tan ido los ojos a los restos arqueológicos
que hay detrás de la estatua. Efectivamente estos restos corresponden a la
muralla romana de la ciudad.
Ahora te
invitamos a que los recorras tanto desde exterior como desde la parte interior
de la ciudad. Por fuera observarás las torres semicilíndricas que sirven para
mejorar la defensa de la colonia, mientras que desde el interior observarás a
la perfección la composición y la arquitectura de este elemento defensivo. Hay
que tener en cuenta que hasta los años cincuenta del siglo XX, este espacio lo
ocupaba una manzana de viviendas que se apoyaban sobre la muralla (como hemos
visto antes) y que por tanto estas ruinas han sufrido modificaciones hasta hace
unas décadas. Son un espacio estupendo para leer la vida de la ciudad. Primero
como elemento defensivo en época romana, para ser luego un espacio palaciego
con la construcción de la Zuda (la torre cúbica más cercana al río) durante el
dominio islámico. Más tarde, formó parte del hospital de los Caballeros de
Malta en la ciudad y finalmente se convirtió en un barrio de triperos. De cada
una de estas fases encontramos modificaciones en este yacimiento urbano.
Nuestro consejo, es que aproveches la panorámica desde la parte alta de la Zuda,
para admirar como un espacio atesora tanta información, en unos pocos metros
cuadrados.
Puedes seguir
el paseo a la romana por fuera de la antigua ciudad o por su interior. En caso
de que optes por la primera versión recorre el Paseo Echegaray y Caballero a
orillas del río Ebro, hasta llegar a la Lonja. En caso contrario puedes cruzar
por la plaza del Pilar, hasta llegar igualmente a la Lonja.
Estás apunto
de entrar en el centro de la vida político-religiosa de la ciudad romana. Este
es el espacio más importante de la sociedad romana y su cultura: el foro. El
foro de la ciudad ocupaba el espacio de la actual catedral de El Salvador, pero
también el Palacio Episcopal, la Casa de la Iglesia y algunos de los edificios
privados más cercanos. Antes de cruzar la calle Don Jaime mira a derecha e
izquierda, no para ver si hay tráfico, sino porque estás en el otro eje
perpendicular que organiza el urbanismo de la ciudad: el Cardo Maximus. En este caso, en las inmediaciones de la puerta
norte, que tras cruzar el río se extendía por la vía que unía la ciudad con
Osca (Huesca). En este caso la prolongación lineal no es tan clara, ya que en
la parte final hay una pequeña desviación a la altura de la parroquia de San
Gil Abad.
Una vez hayas
cruzado la calle, tienes que imaginar que entras en una gran plaza porticada
presidida por un templo enorme, que ocuparía los pies de la actual catedral. Si
no tienes mucha imaginación, lo mejor es que visites el Museo del Foro, al que
se accede a través del cubo que preside la plaza. Esta visita es muy
recomendada, porque además de atesorar algunas de las piezas de la arqueología
urbana más interesantes, podrás acercarte a la historia de la ciudad a través
de sus restos arqueológicos in situ.
La lucha continua contra el río, el comercio o las redes de abastecimiento
tienen todavía su testimonio en el mismo lugar en el que se levantaron. Tal vez,
la visita más interesante sea comprobar por ti mismo el tamaño de la gran
cloaca de la ciudad.
Una vez
termines tu visita, quizás sea el momento para tomar un café a media mañana.
Sobre todo si hace una típica mañana zaragozana con un cielo despejado, pero
azotado por un contumaz cierzo, has de buscar un espacio protegido: nuestra
recomendación es que visites la cafetería del Museo Diocesano. La encontrarás
al fondo del patio del Palacio Episcopal que se abre sobre la plaza del Foro.
Una vez dentro dejamos a tu elección se prefieres terraza o interior, pero en
cualquier caso puedes “colarte” hasta la taquilla para ver la cimentación de
una de las torres de la muralla romana, que luego se convertiría en la residencia
del prelado zaragozano. El Museo Diocesano esconde algunas de las piezas de
patrimonio más interesantes, como por ejemplo algunos sepulcros paleocristianos
de la Caesaraugusta romana, pero tal
vez merece la pena dedicarle otro día.
Nuestro paseo
sigue por la calle Sepulcro hasta llegar al Convento de las Canonesas del Santo
Sepulcro y la parroquia de San Nicolás de Bari. Igual que el Museo Diocesano,
merece la pena dedicarle otro día por completo. Sin embargo si rodeas el
convento apreciarás que está construido sobre la muralla romana, que aquí es
visible claramente, pues se conservan aun más de cinco metros de lienzo. Como
verás las características y los diferentes momentos constructivos, se aprecian
igual que en el sector del Mercado Central.
Puedes seguir
nuestro paseo por el Coso Bajo, hasta la plaza de la Magdalena. Aquí, como si
fuera una disección puedes apreciar en los edificios frente al Instituto Pedro
de Luna, como la muralla romana es la base de construcciones posteriores.
Callejea hasta llegar a la calle San Lorenzo, para terminar nuestro paseo
matinal en la plaza de San Pedro Nolasco. Aquí se encuentra el yacimiento
romano más grande de la ciudad: el teatro.
Puedes
apreciar la estructura del teatro desde la calle Verónica y la terraza de la
callejón Zaporta, pero te recomendamos encarecidamente que entres en el Museo
del Teatro. No solo porque podrás disfrutar del yacimiento en primera persona,
apreciando las diferentes partes del teatro, las técnicas constructivas y los
materiales, sino porque el museo atesora mucha más información. Podrás
descubrir la azarosa historia del solar donde te encuentras: teatro romano
primero, luego cantera de sus ruinas, barrio islámico, parte de la judería de
Zaragoza, y residencia de grandes nobles aragoneses y miembros de la familia
Real. A través de sus vitrinas, descubrirás la historia de todas las gentes que
han vivido aquí durante siglos. Tal vez, los objetos que más te puedan llamar
la atención sean los restos arquitectónicos y escultóricos del teatro, los
relicarios paleocristianos y las piezas suntuarias islámicas, como el pequeño
cofre de alabastro.
Para finalizar
este paseo a la romana te recomendamos dos establecimientos para comer en los
alrededores del teatro. La primera opción con un precio más elevado es
Antonio, un restaurante bastante conocido entre los zaragozanos, sobre todo
por sus arroces. La otra opción que te recomendamos es más económica, pero
igualmente interesante. Se encuentra en el primer tramo de la calle San
Lorenzo:
El Plato Reberde. Se trata de un restaurante vegano y vegetariano, que
dispone de mesas para comer allí, aunque también preparan comida para llevar.
Con la comida termina nuestra propuesta de
paseo a la romana, que si quieres puedes completar con una visita al Museo de
Zaragoza a modo de postre. Por nuestra parte lo dejamos para otra ocasión.
Te recordamos
que si quieres más información sobre esta ruta, o deseas ampliar algunos de los
aspectos que se mencionan en el texto puedes ponerte en contacto con Ideo
Proyectos Educativos y Patrimoniales. Estaremos encantados de ofrecerte un
producto a tu medida, acompañándote en tu visita, incluyendo versiones adaptadas para grupos o en
otros idiomas.